Las
principales causas de las violencias contra las mujeres en Colombia se centran
en los estereotipos culturales, a los que la sociedad colombiana ha dado todo
el valor y donde las costumbres y normas giran en torno al patriarcado,
legitimadas culturalmente.
El
Patriarcado en su sentido literal significa gobierno de los padres.
Históricamente el término ha sido utilizado para designar un tipo de
organización social en el que la autoridad la ejerce el varón jefe de familia,
dueño del patrimonio, del que formaban parte los hijos, la esposa, los esclavos
y los bienes. La familia es, claro está, una de las instituciones básicas de
este orden social.
Desde este enfoque patriarcal se determina una
valoración diferenciada de los roles que desempañaba tanto del hombre como de
la mujer; con la marcada prevalencia del rol masculino sobre los demás miembros
de la familia y el sometimiento y subordinación del rol femenino al masculino.
Gerda
Lerner (1986) lo ha definido en sentido amplio, como “la manifestación e
institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y niños/as de la
familia y la ampliación de ese dominio sobre las mujeres en la sociedad en
general”. Sus investigaciones se remontan a la Mesopotamia, entre los años
6.000 y 3.000 A.C. “En la sociedad mesopotámica, como en otras partes, el
dominio patriarcal sobre la familia adoptó multiplicidad de formas: la
autoridad absoluta del hombre sobre los niños, la autoridad sobre la esposa y
el concubinato”.
María
Milagros Rivera Garretas, señala como estructuras fundamentales del patriarcado
las relaciones sociales de parentesco y dos instituciones muy importantes para
la vida de las mujeres, la heterosexualidad obligatoria y el contrato sexual.
La institución de la heterosexualidad obligatoria es necesaria para la
continuidad del patriarcado, ya que expresa la obligatoriedad de la convivencia
entre varones y mujeres en tasas de masculinidad/feminidad numéricamente
equilibradas. Junto con estas dos categorías se encuentra la política sexual o
relaciones de poder que se han establecido entre varones y mujeres, sin más
razón que el sexo y que regulan todas las relaciones.
Resultados de esta
cultura patriarcal es el paternalismo,
donde es el hombre quien ejerce el poder, controla y decide cuál es el bien para la mujer y los demás miembros de
la familia sin tener en cuenta a la mujer; el autoritarismo, donde el hombre tiene el poder
absoluto y el machismo, que se fundamenta en la hegemonía del hombre, en la exacerbación de sus
cualidades viriles y su fuerza.
Al ser
confrontada este tipo de cultura patriarcal, los hombres no reconocen ni
quieren perder, el poder, la hegemonía y supremacía, ceder y reconocer derechos
de igualdad con la mujer y este es el sello, “la impronta” en la memoria
ancestral del hombre colombiano y que hace tan difícil un cambio de
pensamiento, ideas, actitudes y comportamientos hacia la mujer.
Pereira, con el
"mito de la mujer pereirana", ejerce una de las violencias más graves
contra la mujer de Pereira, la violencia sexual, ya que su "fama de
mujer fácil, mujer comprensiva, mujer ardiente, caliente, la creencia de que la mujer de Pereira va a la cama con facilidad, como
la pereirana sorda, a la que le dicen siéntese y se acuesta", la hace
blanco perfecto de las redes mundiales y mafias de explotación sexual,
trata de personas, trabajo sexual (prostitución), embarazos tempranos en
pre y adolescentes, víctima de VIH/SIDA, etc.siendo una de las
consecuencias más nefastas sobre la vida de las mujeres pereiranas.
La historiadora María Inés Echeverry lo explica así: “se percibe a la mujer risaraldense, diferente
de las mujeres de otras regiones del país, con mayor autonomía,
libertad y con mayores niveles de empoderamiento.
Por ello la cultura la
castiga y la estigmatiza, e insiste en validar roles y actividades que
continúan vulnerando los derechos humanos de las mujeres.
Se diría que
hubo también una valoración de lo diferente, con menores niveles de
discriminación y de segregación sociales.
La llegada a la región y a la
ciudad de muchos librepensadores es probable que haya incidido de
manera importante en una visión de los géneros que, sin salirse de una
concepción y estructura patriarcales, propiciaría una actitud y una
manera de ser específicas de las mujeres risaraldenses que las llevaría
a asumir un papel importante en la vida de la región”.
El Mito afecta a todas las
mujeres pereiranas porque es el castigo por una manera de ser más libres
frente a nuestro cuerpo, frente a la sexualidad, siendo mujeres más
dispuestas a tomar riesgos, como lo indican los altos índices de
migración de esta región
Los derechos de las mujeres pereiranas son vulnerados, tanto en el territorio local, regional, nacional e internacional, haciéndolas protagonistas de chistes, señalamientos y de propuestas sexuales, identificándolas como prostitutas incluso "la mala imagen las marca" aún cuando se desempeñen profesionalmente, de vacaciones, etc.
La OIM (Perfil migratorio de Colombia.OIM Colombia, Bogotá, Junio 2010) identifica que el 86% de las víctimas de trata de personas en Colombia son mujeres, en la modalidad de explotación sexual (incluye la explotación de la prostitución ajena, el turismo sexual, la pornografía y otras actividades sexuales). La mayoría de víctimas provienen del Eje Cafetero, siendo Risaralda uno de los departamentos con los porcentajes más altos de casos y entre las ciudades con mayor número de víctimas está Pereira