Del 1 al 7 de agosto se celebra en más de 170 países la Semana
Mundial de la Lactancia Materna, destinada a fomentar la lactancia
materna, o natural, y a mejorar la salud de los bebés de todo el mundo.
La lactancia natural es el mejor modo de proporcionar al recién nacido
los nutrientes que necesita.
La OMS la recomienda como modo exclusivo de alimentación durante los 6
meses siguientes; a partir de entonces se recomienda seguir con la
lactancia materna hasta los 2 años, como mínimo, complementada
adecuadamente con otros alimentos inocuos.
La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños
pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo
saludables. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre
que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del
sistema de atención de salud.
La OMS recomienda el calostro (la leche amarillenta y espesa que
se produce al final del embarazo) como el alimento perfecto para el
recién nacido, y su administración debe comenzar en la primera hora de
vida. Se recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los
primeros 6 meses de vida. Después debe complementarse con otros
alimentos hasta los dos años.
Con la Semana Mundial se conmemora la Declaración de Innocenti,
formulada por altos cargos de la OMS y el UNICEF en agosto de 1990 con
el fin de proteger, promover y respaldar la lactancia materna.
Apoyo a las madres que amamantan: cercano, continuo y oportuno.
El tema de la Semana Mundial
de Lactancia Materna (SMLM) de este año, “Apoyo a las madres que
amamantan: cercano, continuo y oportuno!” destaca la importancia del
apoyo de la lactancia durante el embarazo y los días o semanas críticos
después del parto. Una fuente de este apoyo en las sociedades
contemporáneas son las consejeras, que puede ser cualquier persona de la
comunidad capacitada para apoyar a las madres en su decisión de
amamantar.
Estas consejeras se convierten en el sustento de las madres
con dudas y problemas relacionadas con la lactancia materna. Su apoyo
diario y continuo a la madre que amamanta puede ser crucial para las
buenas prácticas de lactancia materna para un período más prolongado.
La OMS recomienda que a los seis meses (180 días) se empiece a
dar a los lactantes alimentos complementarios, además de leche materna:
2-3 veces al día entre los 6 y 8 meses de edad, y 3 veces al día más
un refrigerio nutritivo de los 9 a los 11 meses.
Entre los 12 y los 24
meses, deben dárseles tres comidas y pueden ofrecérsele otros dos
refrigerios nutritivos, si lo desean. Los alimentos deben ser adecuados,
es decir, que proporcionen suficiente energía, proteínas y
micronutrientes para cubrir las necesidades nutricionales del niño en
crecimiento.
Los alimentos deben prepararse y administrarse de forma higiénica
para evitar al máximo el riesgo de contaminación. Alimentar a un niño
pequeño requiere una atención activa y estimulación para animarlo a
comer.
La transición desde la lactancia materna exclusiva hasta el
consumo de los alimentos de la familia es un periodo delicado. Es la
época en la que muchos niños pequeños comienzan a padecer problemas de
nutrición, lo que contribuye sobremanera a la elevada prevalencia de la
malnutrición entre los niños menores de cinco años en todo el mundo. Es
fundamental, pues, que los niños pequeños reciban alimentos
complementarios apropiados, suficientes y seguros para que el paso de la
lactancia a la alimentación familiar se produzca sin problemas.